21 enero 2025

Arabia Saudita está perdiendo su control férreo sobre los mercados globales de petróleo.

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**Arabia Saudita está perdiendo su control férreo sobre los mercados globales de petróleo**

Arabia Saudita, históricamente considerada la piedra angular de los mercados globales de petróleo, se enfrenta a una transformación significativa en su influencia debido a varios factores que están moldeando el panorama energético. Desde el aumento de la producción en Estados Unidos hasta las tensiones internas dentro de la OPEP+, el reino árabe está viendo cómo su control sobre los precios del crudo comienza a desvanecerse.

A lo largo de la segunda mitad del siglo XX, Arabia Saudita consolidó su posición como uno de los principales productores de petróleo del mundo, aprovechando vastas reservas en su territorio. Su capacidad para influir en los precios internacionales fue reforzada por su liderazgo en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Sin embargo, la revolución del fracking en Estados Unidos ha cambiado radicalmente el equilibrio de poder. Hoy en día, Estados Unidos no solo ha aumentado su producción a niveles récord, sino que también ha logrado una independencia energética que estaba fuera de alcance hace apenas una década.

Este auge en la producción estadounidense ha creado un nuevo escenario donde la OPEP, y en particular Arabia Saudita, enfrenta presiones sin precedentes para mantener un control efectivo sobre los precios. A pesar de los esfuerzos de la OPEP+ para equilibrar los mercados mediante cortes en la producción, la capacidad de Arabia Saudita para actuar unilateralmente se ve limitada por la cantidad de barriles que otras naciones están dispuestas a extraer. La competencia con países como Rusia, que también forma parte de la OPEP+, añade otra capa de complejidad a esta dinámica.

Además, el contexto geopolítico se ha vuelto más incierto. La relación entre Arabia Saudita y Estados Unidos se ha visto marcada por un cambio en la administración estadounidense. La era de Donald Trump, que a menudo favoreció el fortalecimiento de la producción interna sobre las alianzas tradicionales, introdujo un nuevo nivel de volatilidad. Trump’s America First puso de manifiesto un desafío directo al predominio saudí, y la administración demostró estar menos dispuesta a priorizar los intereses de sus aliados en el Medio Oriente a expensas del bienestar energético estadounidense.

Esto se traduce en la incapacidad de Arabia Saudita para estabilizar los precios del petróleo de la misma manera que solía hacerlo. En un contexto de creciente presión interna y competitividad global, el reino debe adaptarse y diversificar su economía más allá del petróleo. El Plan Vision 2030, lanzado por el príncipe heredero Mohammed bin Salman, busca reducir la dependencia del petróleo y fomentar un desarrollo económico sostenible, sin embargo, la transición es complicada y enfrenta desafíos significativos.

En conclusión, Arabia Saudita se encuentra en una encrucijada. Con el aumento de producción en EE. UU. y la necesidad de navegar entre distintas tensiones dentro de la OPEP+, el control del reino sobre los mercados globales de petróleo parece estar en declive. La historia de su dominio energético está siendo reescrita en tiempo real, lo que plantea interrogantes sobre su futuro en un mundo que cambia rápidamente.