Manuel Álvarez Escudero, el jugador de ajedrez más longevo, se enfrenta a la joven promesa Félix Álvarez Lee en el Open de Ajedrez de Moratalaz
4 min readEste jueves, el Open Internacional de Ajedrez de Moratalaz presenció un encuentro único entre Manuel Álvarez Escudero, quien está a punto de cumplir 103 años, y Félix Álvarez Lee, una joven promesa de solo 12 años. Este torneo, que reúne a jugadores de diversos niveles, fue testigo de un enfrentamiento que representó el contraste entre la experiencia acumulada y el vigor de la juventud.
Manuel Álvarez Escudero, conocido como el jugador federado más anciano del mundo, llegó puntual al polideportivo de Moratalaz. Con su andador y su habitual elegancia, vestido con chaqueta y camisa, Manuel sigue participando en torneos internacionales. Esta vez, al tratarse de un torneo cercano a su hogar, no tuvo que realizar largos desplazamientos, algo que se le hace cada vez más difícil.
Este torneo es uno de los más importantes en Madrid, atrayendo tanto a maestros internacionales como a entusiastas del ajedrez. Pese a su avanzada edad, Manuel continúa activo en las competiciones, habiendo recorrido España el año pasado. Este año decidió quedarse cerca de casa, aprovechando la oportunidad de competir en su propio barrio.
Un nuevo reto por delante
Al llegar al pabellón multiusos, Manuel dejó su andador a un lado y, con humor, dijo: “Aquí puedo andar sin miedo a caerme”. Al poco tiempo, un árbitro le informó que su próximo rival sería un niño de 12 años, lo que hizo sonreír al veterano jugador. Aunque bromeó diciendo que prefería no enfrentarse a jóvenes, especialmente aquellos formados con programas de ajedrez por ordenador, aceptó el desafío con optimismo: “Preferiría no jugar contra niños”, comentó en tono jocoso.
Félix Álvarez Lee, el joven rival de Manuel, llegó acompañado por su madre. Estudiante del Colegio Alemán de Madrid, es considerado una de las promesas del ajedrez madrileño. A sus 12 años, ya ocupa el puesto 51 del torneo, superando a muchos jugadores adultos. Manuel, en cambio, se encontraba en el puesto 90, pero no perdió la confianza: “Hoy veremos cómo va, unos días son mejores que otros”, dijo.
Enfrentamiento entre generaciones
La partida comenzó a las seis de la tarde, y tras la advertencia del árbitro de apagar los móviles, Manuel apagó su sencillo teléfono Alcatel. Félix, por su parte, no tuvo esa preocupación, ya que es uno de los pocos de su edad que aún no posee un móvil.
El encuentro, que reunía a dos jugadores de generaciones tan diferentes, se llevó a cabo en un ambiente de profunda concentración. Félix, jugando con las piezas blancas, inició su estrategia con calma y precisión, como si fuera un jugador experimentado. Manuel, con las negras, prefirió su estilo característico de “jugar al toque”, realizando sus movimientos rápidamente y sin utilizar demasiado tiempo.
A medida que el reloj avanzaba, Félix calculaba con precisión sus movimientos. Tras 25 minutos, ambos jugadores solo habían capturado un peón cada uno. Félix aprovechaba para observar otras partidas, mientras Manuel mantenía su concentración en el tablero, con los brazos cruzados.
La partida comenzó a inclinarse a favor de Félix cuando logró infiltrar su caballo en la defensa de Manuel, forzando un jaque. A pesar de los intentos de Manuel por resistir, cayó en una trampa. En cuestión de minutos, se produjo un intercambio de piezas que dejó a ambos jugadores sin damas, pero Félix había logrado una clara ventaja.
El desenlace
Después de más de una hora de juego, Félix logró ejecutar un jaque mate con una de sus torres. Manuel intentó responder, pero no pudo evitar la derrota. Ambos jugadores se dieron la mano al final de la partida, mostrando gran respeto y deportividad.
Con su característico buen humor, Manuel dijo: “Perdí el caballo tontamente”, mientras recogían las piezas. Aunque la partida había terminado para ellos, el torneo continuaba, y Manuel ya pensaba en su próxima oportunidad.
Tras la partida, Félix fue recogido por su padre, listo para regresar a casa y continuar con sus deberes escolares. Manuel, por su parte, tomó el autobús para volver a casa, con la esperanza de llegar a tiempo para ver Pasapalabra junto a su esposa Pilar, de 93 años. A pesar de la derrota, el espíritu competitivo de Manuel seguía intacto: “Mañana gano y en paz”, comentó antes de despedirse del torneo por ese día.
El Open Internacional de Moratalaz continuará hasta el domingo, brindando nuevas oportunidades para que tanto Manuel como Félix sigan demostrando su talento en este apasionante deporte.